lunes, 9 de marzo de 2015

Cristian, mi compañero de curso... RELATO GAY SEXO DURO

Hola, este es mi primer relato y espero sea bueno y lo encuentren bueno. Me llamo Esteban, y soy estudiante de cuarto medio en un colegio científico-humanista. Mido 1.65 metros, no muy corpulento, ojos cafés oscuros y con un poco de guatita, por golosear mucho en el colegio. Siempre he tenido mis gustos sexuales bien definidos, pero por miedo a la discriminación y también a la religión, no me he dado a conocer aún. Sí soy un poco "afeminado" como dicen por ahí, pero lo he sabido hacer confundir con mi delicadez para hacer las cosas, con mi inteligencia que no es menor (modesto) y con una que otra mujer que se ha aparecido por el camino (diversión, juventud, plan de ocultamiento sexual, no me juzguen). Mi año había comenzado normal, con mis compañeros de curso de costumbre y con los ramos también conocidos años anteriores. Nuevos profesores que me sorprendieron demasiado y con eso, unidades nuevas que también lo hicieron. Tengo compañeros de curso muy atractivos: altos, delgados, marcados, de ojos claros, morenos y bueno... ellos son mi debilidad. En mi primera clase de educación física, fuimos todos a cambiarnos a los camarines, momento que me agrada demasiado (compañeros semi-desnudos marcados, una que otra broma homosexual, cantos, etc.) y wow, "estos se ponen más buenos cada verano" pensé yo. Así que empezó la clase y el profesor nos hizo PARIR con muchos ejercicios y circuitos físicos. Todos habímos quedado muy sudados (hombres y mujeres), así que nos fuimos a duchar... ¡Pero qué momento! Todos comenzamos a sacarnos la ropa y a meternos a las duchas (que por cierto son separadas:/) y se escuchaban chistes y compañeros molestándose con los nombres de sus ex's. Cuando salí de la ducha, algunos compañeros se estaban secando y otros recién comenzaban a bañarse y me dije: "de aquí no salgo aunque me paguen". En eso, me estaba poniendo la polera cuando en una esquina del camarín veo a Cristian (1.80 metros, moreno, ojos café claro, delgado y con un abdomen muy marcado) secándose sus partes íntimas, claro que con la toalla envuelta a su cintura. No pude evitar seguir mirando (discretamente) su abdomen que me hacia pensar cosas realmente no aptas para menores de 30 años , cuando de repente, veo que intenta poner su calzoncillo por debajo de la toalla y ésta, se le cae. Por casi dos segundos, pude ver su hermoso y perfecto pene: 8 cm. en estado neutro, una cabeza prominente (que me llamó mucho la atención) y un color moreno que me derretía por dentro. Luego, todos terminamos y nos fuimos a la última clase del día: no pude en todo el resto de la semana sacarme esa imagen de mi cabeza. Así transcurrieron dos semanas, yo aún con las esperanzas de verlo de nuevo y con deseos hacia él cada vez más grandes, casi incontrolables. El día de la tercera clase de educación física fue normal: todos al final nos dirigiamos a las duchas, en cuanto nos llaman a Cristian y a mi (ambos de la directiva del curso) para una pequeña charla con el profesor jefe que nos había ido a buscar. Como vimos que era urgente, postergamos el baño y fuimos, la conversación duró 15 minutos y aún nos quedaba recreo, así que nos fuimos a duchar. Para mi sorpresa, ya no había nadie en el camarín, estariamos sólos y eso me ponía a mil. Nos desvestimos y nos metimos a duchas contiguas... me estaba duchando, cuando siento que me habla y me pide shampoo: él había olvidado llevar el suyo. Así que, como buen compañero que soy, abro mi puerta y lo veo a él, más sexi que nunca: mojado, goteando y con su pene al aire. No pude evitar mirarlo de pies a cabeza siquiera unas tres veces y creo que él lo noto, porque sonrió. Me quito el shampoo de la mano y se puso en su cabello... pero para mi deleite y sorpresa no me lo devolvió enseguida, sino que entró en mi ducha y lo dejó en el piso. No supe cómo reaccionar. Cerró la puerta y se dispuso a bañar bajo mi chorro de agua. Yo dije casi sin voz: Cristian, tu ducha está al lado. Él me miró y dijo: vamos, podemos compartirla. En ese momento de congelamiento neuronal, no entendía por qué los dos estábamos en la misma ducha, siendo que habían 7 más solas, sin ocupar. Así que seguí duchandome: me lavé el pelo y restregué mi cuerpo, yo estaba lleno de shampoo. Al correrme al choro de agua para enjuagarme, nuestros cuerpos chocaron y todo comenzó... Vi su erección de 17cm. y él pudo notar la mia, de 16 cm... Nos miramos un segundo (yo aún debajo del chorro de agua) e inesperadamente, me besó. Le correspondí aquel apasionado beso. Luego de 30 segundos sin soltarnos, nos separamos y dije: "qué sucede..." y me respondió: "siempre he visto como me miras en todas partes: clases, recreos, camarines, y bueno, como creo que tenemos los mismos gustos, aproveché esta oportunidad". Por lo visto, mis miradas no habían pasado inadvertidas para él y si hay algo que me impresionó fue su confesión: siempre pensé que era heterosexual. Nos miramos otro segundo y volvimos a los besos, esta vez con más contacto corporal y toques que hicieron del momento uno para nunca olvidar. Como quería aprovechar al máximo esta oportunidad (ahora que estaba todo más claro), empecé a besar su abdomen que tanto me encantaba y llegué a su pene. No sé cómo metí esos 17 cm. en mi boca, nunca lo había hecho y creía que lo haría mal, pero por lo visto, Cristian lo estaba disfrutando demasiado. Puso su mano en mi cabeza y comenzó a acelerar mi ritmo... De repente me separé de ese maravilloso aparato reproductor, me levante y le dije: hazme tuyo. Así, nada más, como una puta se entrega a cualquier cliente. Me sonrió, me besó y me dio vuelta. Comenzó a besar mi cuello y de inmediato sentí su dedo en mi ano: me estaba lubricando. Por la excitación del momento, no me dolió (creo que estaba bastante dilatado), luego puso dos y para mi sorpresa, menos me hicieron daño. Acercó sus labios a mi oreja y me dijo: estás listo. Comenzó a meter lentamente su prominente cabeza en mi interior y yo no daba más: aquel momento que muchas veces había soñado, había llegado. Luego vino el tronco (admito que este casi me hizo soltar una lágrima de dolor, pero la pasión fue más fuerte y me aguanté) y finalmente, pude sentir sus testículos sobre mis nalgas. Este comenzó a bombear lentamente y yo ya estaba en el cielo: bombeaba, me masturbaba con una mano y con la otra, tapaba mi boca para que no gritara. Creo que permanecimos así 8 minutos. Estábamos en ese momento de éxtasis hormonal (yo apegado a la pared de la ducha, pidiendo con el pensamiento que me diera más y más), cuando tocan la puerta del camarín y ambos quedamos quietos, sin saber lo que ocurriría a continuación. Estábamos asustados. Una voz dijo "Apurense, quedan cinco minutos para entrar a clases". La voz era de mi profesor y gracias al cielo, tenía prohibido entrar a los camarines. Entonces, eso significaba que habíamos estado 15 minutos en la misma ducha, diafrutándonos como si se acabara el mundo. Nos separamos, terminamos de enjuagarnos bien, nos secamos, vestimos y salimos del camarín del gimnasio, con una sonrisa disimulada que nadie quitaba. Antes de entrar al salón (pues ya habían tocado para entrar a clases) me dijo al oído: "el próximo trabajo en parejas, de cualquier materia, lo hacemos juntos y en mi casa". No pude evitar sonreir. Abrí la puerta, me senté en mi silla y vi como él, con un guiño del ojo dirigido hacia mi, se sentaba... Nunca había deseado con tantas ganas que nos enviaran un trabajo para la casa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario